ESPACIO DEL SILENCIO
ESPACIO DEL SILENCIO
Cuando el silencio habla,
la vida
se transforma...
El silencio es un tesoro y un milagro.
Es un milagro y un misterio que sólo podemos sentir y vivir en el centro de nuestra alma.
El silencio es "algo más", infinitamente más que estar callados o habitar un lugar o espacio donde no hay ruidos ni sonidos.
El silencio es, existe, aquí y ahora, en el centro de cada cosa, de cada persona y de cada criatura, envolviendo el aire que respiramos y toda la creación.
El silencio es un camino de liberación, de amor, de comunión... conmigo mismo, con Dios, con los demás, con todo lo que me rodea.
Sólo la experiencia del silencio interior nos abrirá las puertas a la paz, a la quietud y a la armonía de todo nuestro ser en comunión con Dios y con toda la creación.
El silencio es la melodía de Dios que transforma toda nuestra existencia en música de Dios, en transparencia de Dios, en medio de la vida.
* * * * * * *
Cuando vivo el silencio
Cuando vivo en silencio
–atento y amoroso–,
todo está en su sitio,
dentro y fuera de mí,
y una experiencia divina
inunda mi alma...
(Silencio y transformación-Sugerencia 4)
Solo el silencio habla
Sólo el silencio infinito de Dios
me habla al corazón y me transforma,
fundiéndose y haciéndose uno con él.
Sólo el silencio habla, canta
y sonríe en mi corazón,
Quisiera callarme, Señor, y esperarte
Quisiera callarme
para comprender lo que sucede en tu mundo
Quisiera callarme
para estar junto a las cosas,
junto a todas tus criaturas, y oir tu voz,
El silencio es la melodía de Dios
El silencio es un sonido,
un canto puro del Ser,
sereno, luminoso y desnudo,
una melodía sagrada y divina.
Silencio y quietud del alma
Cuando vivo en el ruido
nada está en su sitio,
dentro y fuera de mí,
y una gran turbación
invade mi alma…
Cuando vivo en silencio,
todo está en su sitio,
dentro y fuera de mí,
y una gran quietud
invade mi alma…
(Silencio y transformación-Sugerencia 3)
Silencio armonioso (2ª parte)
Señor, Dios mío silencioso,
Tú eres el silencio amoroso de mi alma,
Tú eres el espacio divino de mi existencia,
Tú eres el suave amor de mi corazón,
sediento de tu amorosa presencia.
Señor, déjame siempre en silencio,
gustando tu presencia silenciosa,
densa de amor, de paz y de quietud.
Señor, amanecer silencioso,
gotas luminosas que limpian,
humedad de hogar que en tu morada
derramas en esta mañana silenciosa.
Señor, envuélveme en tu silencio,
lléname de tu gozo silencioso,
contágiame tu infinita calma.
Manuel J. Fdez. Márquez, sj
(El Silencio es la música del alma. Pág. 92)
Solo desde la fe y el amor se puede esperar...
ADVIENTO: Tiempo de preparación,
de BÚSQUEDA
ESPERANDO LA VENIDA
DEL SEÑOR.